En 10 países está su organización que surgió tímidamente como un club de amigos. Con el tiempo tomó cuerpo y se transformó en una ambiciosa agrupación que él mismo prefirió despersonalizar y orientó hacia un objetivo que considera más que urgente: luchar en Latinoamérica contra el maltrato infantil en todas sus manifestaciones.
En 10 países está su organización que surgió tímidamente como un club de amigos. Con el tiempo tomó cuerpo y se transformó en una ambiciosa agrupación que él mismo prefirió despersonalizar y orientó hacia un objetivo que considera más que urgente: luchar en Latinoamérica contra el maltrato infantil en todas sus manifestaciones.
Por Fernanda García (Mercurio Valparaíso)
Éste es un año de desafíos para Alberto Plaza, no sólo en lo que respecta a su profesión, sino también a su fundación “Vamos a cambiar el mundo”, que inició sin mayores pretensiones; no obstante, fue adquiriendo proporciones que ni el mismo cantante imaginó. Hoy el compromiso de la agrupación es tal que muchos niños afectados por el maltrato infantil tienen sus esperanzas puestas en esta organización que se apronta a celebrar el 27 y 28 de abril en Colombia su primer congreso internacional.
“Esto se inició a partir de mis canciones hace seis años en Chile y se llamó originalmente ‘Club de amigos de Alberto Plaza’. Con el correr del tiempo quise que tuviera un nombre menos personal y que fuera más bien una fundación. La llamamos ‘Voy a cambiar el mundo’, título de una de mis canciones, a sugerencia de los propios socios miembros”, comenta Alberto Plaza desde Miami y con plena claridad en cuanto a las dimensiones que tomó su inocente club, que a la fecha tiene sedes en 10 países de América Latina y Estados Unidos.
CITA INTERNACIONAL
“En Colombia ya tiene carácter de asociación legalmente constituida y en otros países estamos tratando de hacer lo mismo, porque ahora estamos enfocados a una causa común”. Y es que, originalmente cada sede se abocaba a las realidades y necesidades que la comunidad consideraba para su propio entorno. “Así, en Colombia se trabajó por los niños desplazados por la guerrilla, en Perú por los niños de un hogar de deficientes mentales, en Argentina para un hogar del adulto mayor y en Chile con un hogar de mujeres embarazadas en riesgo de aborto. Entonces decidimos orientarnos hacia la forma de erradicar y ayudar a crear conciencia contra el maltrato infantil en todas sus formas, porque es una realidad alarmante en América Latina y particularmente en Chile”, explica Plaza.
El gran paso para concretar este anhelo es la convocatoria hecha a todas las sedes en las ciudades de Medellín y Bogotá los días 27 y 28 de abril. “Va a ser el primer Congreso Internacional de ‘Voy a cambiar el mundo’. El gobierno colombiano va a participar al igual que la Unicef”.
-¿Por qué haces la reunión en Colombia y no en Chile?
“Colombia es un país que está geográficamente bien ubicado. Está equidistante de todas nuestras sedes. Chile es demasiado lejos y a mucha gente le resulta costoso trasladarse. Colombia además ofrece facilidades desde el punto de vista organizativo, es donde está la mayor cantidad de sedes, seis en diferentes ciudades; entonces estimamos que era mejor hacer el congreso allá y así facilitarle a la mayor cantidad de socios el acceso”.
CAUSA COMÚN
– ¿Significa esto que en Colombia tiene mayor acogida tu fundación, porque es poco conocida en Chile, o me equivoco?
“No. No tiene nada que ver. En Chile tenemos tres sedes, una en Santiago, otra en Talca y otra en Viña del Mar. Esta no es una fundación que sea muy conocida en ninguna parte. Nosotros hemos trabajado hasta el momento con bastante bajo perfil y en estos años no ha habido una intención de ser una agrupación demasiado expuesta; pero ahora, en esta etapa, consideramos necesario convocar las voluntades de distintos sectores del Gobierno, de la sociedad civil, de las ONG, de las Universidades. Ahora que estamos trabajando en una causa común, el maltrato infantil, vamos a poder crear más conciencia a nivel masivo”.
– ¿Cómo se financia?
“Cada sede hasta el momento ha conseguido sus propios recursos, son autónomas. Se las ingenian de distintas formas, hacen aportes personales y se comunican entre ellas para traspasarse experiencia e información a través de internet. Pero ahora a partir de este congreso vamos a crear una organización mucho más compacta en cuanto a criterio y financiamiento y va ser multinacional con un enfoque común para todos los países”.
-¿Cuál es tu cargo en la Fundación?
“Soy presidente honorario. Estoy involucrado en todas sus actividades, pero no soy el que se encarga del manejo de cada sede. Eso es propio de ellas, que están muy bien organizadas. Algunas tienen su sitio en internet y sacan boletines periódicos mensuales en Colombia, en Argentina y en Chile también. Yo, en la medida de mis posibilidades, cada vez que viajo a estos países si puedo participar en alguna actividad para generar recursos lo hago”.
SÓLO CANTANTE
– ¿Tú siempre has tenido una vocación social bastante fuerte. Si no hubieses sido cantante a nivel profesional, a qué te habrías dedicado?
“No tengo idea. Yo miro al mundo, la vida desde mi óptica de cantante, no puedo verla de otra manera. Me gustan la sicología, la sociología, son temas que me convocan. Lo que pasa es que soy tan feliz con lo que hago que ni siquiera me imagino no haber sido cantante…de todas maneras habría sido algo relacionado con el área humanista”.
– Igual te estás abriendo a nuevos mercados con tu música, estás haciendo tus propias producciones independientes. ¿No es complicado combinar tu oficio con esto de la fundación?
“A mí me tiene tan motivado la fundación que creo que le ha dado sentido a mis trabajos musicales. No podría haber tenido un mejor desenlace el hecho de haber dedicado mi vida a la música y a la poesía. En mis canciones hay un código genético de profunda vocación social, de servicio y de creación de conciencia, y la gente recogió ese mensaje que se materializó en una fundación. Evidentemente podrá requerir más tiempo o me podrá costar un poco más o menos combinar, pero créeme que es el proyecto más grande que he hecho en mi vida. Es como darle una razón al porqué un día tomé la guitarra siendo aún muy niño y me aventuré por los caminos de la música y de la poesía. En la medida que me involucre cada día voy a ser más feliz porque siento que vale la pena”.