Háblanos del club “Voy a cambiar el mundo”:
-El Club es una fuerza preciosa que ha nacido a partir de mis canciones y que congrega la voluntad y el corazón de amigos de todo el continente, de América Latina y Estados Unidos. Con mis canciones como excusa, ellos trabajan realizando labores sociales con personas del mundo que los rodea.
En Medellín, hacen actividades muy lindas con niños azotados por la pobreza, en Bogotá también trabajan haciendo labores para la salud dental, en Córdoba han realizado trabajos con ancianos, en Perú con niños de deficiencias mentales… En cada país existe una realidad que se puede enfrentar, el club cada día junta fuerzas, se une y la verdad es que me llena de orgullo lo que está pasando.
¿Qué esperas de este club y cómo lo visualizas en el futuro?
-La energía que se ha formado en torno al club “Voy a cambiar el mundo” es tan linda y fuerte que es indispensable hacer que tome cuerpo en una organización no gubernamental que abarque las sedes de estos diez países y en muchos más. El ideal es que tengan personalidad jurídica y ojalá dentro de poco puedan funcionar como una organización establecida que posea una red de ayuda social en todo el continente con la misión concreta de cambiar el entorno para hacerlo mejor. Esto está a un paso de lograrse con toda la energía que ponen los Presidentes de las sedes y muy pronto tendremos la Fundación “Voy a cambiar el mundo” que abrirá camino y a través de mis canciones convocaré a que muchos se unan a nuestro club.
¿Por dónde habría que comenzar a cambiar el mundo?
-Siempre está la pregunta por dónde empezar, el mundo es tan imperfecto, tan complejo hay tantos problemas y sufrimiento… la verdad es que esto no empieza ni termina, uno siempre debe estar trabajando desde el lugar donde esté. A mí ha tocado desde las canciones, porque éstas sirven para cambiar este mundo. Siempre me he planteado por dónde partir y digo por mí, por aquellos aspectos que considero imperfectos para hacer que este mundo mejore un poquito.
Pero eso hay que llevarlo a la práctica y al terreno, estoy seguro que cada uno tiene cerca una organización donde puede trabajar, como ayudar a los niños de la calle, a la prostitución infantil, que me parece una realidad abominable, o la drogadicción.
Además, me preocupan especialmente los ancianos que están abandonados, pues esto muestra un mundo desagradecido con el legado que ellos nos han entregado.
A pesar de ser un artista hispano también cuentas con una sede del club “Voy a cambiar el mundo” en Estados Unidos, ¿Cómo trabaja este club?
En Estados Unidos tenemos una sede de nuestro club muy activa, uno puede pensar que las sedes del club sólo están en el mundo hispano pues yo soy un artista latino, pero Randy Hecht, Presidenta estadounidense de nuestra sede ha realizado una labor maravillosa con los hispanos en Estados Unidos y también con los angloparlantes, muchos quienes se han identificado con mis canciones. Con ello me he dado cuenta que mi música puede traspasar las fronteras de la hispanidad.
En Estados Unidos se han realizado cosas preciosas, por ejemplo en Washington se graduó una clase con un 50 por ciento de hispanos y 50 por ciento de estadounidenses con una canción mía “Voy a Cambiar el Mundo”, que ellos tomaron este desafío, pues en cualquier idioma se puede instalar las buenas intenciones.
Me llama la atención sede Estados Unidos es una comunidad muy intensa que está trabajando por cambiar este mundo.
¿Nos podrías contar alguna anécdota especial vivida en tus giras de conciertos?
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-Me han pasado cosas increíbles, en un concierto en Chile una vez hicieron una broma de estudiantes universitarios, gritaban que una niña estaba de parto en las graderías, pero era todo una broma “Mechona”, (fiesta para quienes entran por primera vez a la universidad) como se dice en Chile.
En Colombia me regalaron una perrita en un concierto y le puse “Bogotá”, pues me la regalaron en esta ciudad.
Me han pasado cosas maravillosas… para un concierto el novio de una pareja de enamorados me pidió que les dedicara una de mis canciones en un momento de la noche a su mujer, pues con esa canción le iba a regalar el anillo de compromiso para pedirle matrimonio y hasta hoy están casados.
Un concierto es una instancia donde pueden pasar muchas cosas, siempre se tejen historias de amor o amistad y eso le da mucho sentido a la presentación en vivo.
¿Qué ha significado en tu carrera el reciente disco “Febrero 14”?
Es un disco eminentemente romántico, muy intenso, es uno de los que más me gusta de los que he compuesto. Un disco lleno de contraste donde esta la alegría y la tristeza. Partimos con “Febrero 14”, una canción muy romántica para el día de los enamorados, luego vino “Ahora”, una canción intensísima, que personalmente es una de mis favoritas y ahora estamos difundiendo “Cómo duele el alma”, otra balada muy intensa, esos dolores profundos del corazón. Luego vendrá el optimismo con “Pa’lante” y “Yo quiero ver la luna”, hay canciones en este disco que son para bailar y otras para enamorarse.
Desde que comencé a prepararlo sentí que estaba frente a algo grande y no me equivoqué, porque me ha dado muchas satisfacciones y estoy muy entusiasmado cada vez que debo presentarlo en vivo.