Mientras la ciudad de Talca se inundaba de lluvia y granizo, los corazones de algunos niños eran visitados por el Sol.
Era la fría tarde del 8 de Julio de 2006, en la que llegaron para compartir junto a nosotros sus juegos e ilusiones. Les brindamos toda nuestra alegría, contribuyendo con algunas enseñanzas y los invitamos a compartir una mesa especialmente preparada para ellos.
Es esa pasión que Alberto Plaza lleva en la sangre, la que nos contagia haciendo que día a día miles de nosotros nos convirtamos en su sueño. Ese sueño que hace que caminemos junto a él por los senderos del amor, con el propósito de hacer de este mundo, “Un Mundo Mejor”.